En la primera parte, mi anterior post, fue introductorio, enfocado sobre todo a ser conscientes de por qué no nos atendemos como nos gustaría y me gustaría ahora hablar de cómo pasar a la parte más activa, enfocándolo principalmente a la alimentación:
Cuídate a través de la alimentación
Empecemos con una pregunta clave: ¿Cómo podemos cuidarnos a través de la alimentación y relacionarnos saludablemente con ella?
Hablamos ya en artículo anterior de lo interesante que era escuchar a nuestro cuerpo y llevar la mirada más al interior, donde el foco de atención esté puesto en nuestra salud y nuestro bienestar. Desde esta mirada, llevar una alimentación saludable y satisfactoria consiste en cuidar todos los pasos y procesos que estén relacionados con ella, vamos a detallarlos:
Organización y planificación
Dedicarle tiempo a establecer cómo puede ser tu día a día con una buena alimentación, tenerlo pensado y si es posible preparado es un muy buen primer paso para iniciarte en este camino. Cuando ya tenemos pensado cómo queremos comer, es hora de ir de la compra, siempre, si es posible con la lista hecha y no salirnos de ella.
Estamos viendo lo importante, que es la organización y vamos a ver lo esencial que puede ser tener disponible productos frescos y saludables, pero puede ser igual de importante no tener a mano todo aquello que siendo conscientes hemos decidido que no nos va a ayudar luego a sentirnos como nos gustaría, ya que el hecho de seleccionar unos alimentos y no otros (que posiblemente no sean alimentos, si no productos procesados) ya está suponiendo una forma de atendernos y respetarnos. Una vez en la compra, intenta obtener los alimentos lo más frescos posibles, de cercanía y temporada.
Consciencia plena en la preparación y la ingesta
Para el proceso de elaboración de los platos es interesante hacerlo con tiempo, dedicación y estima y siendo conscientes que aquello que te vas a preparar es lo que va a nutrir a tus células y a tu microbiota. De la comida elaborada, sírvete un plato, valora los niveles de plenitud durante y al final de la comida.
Además emplea tus sentidos: tu olfato, vista, gusto incluso oído en cada bocado, verás cómo será una experiencia diferente! Además es importante que comas sentado, seas consiente de donde te encuentras y de quienes te acompañan durante la comida, parece una tontería, pero estar en el aquí y en el ahora durante la comida te producirá un mayor sensación de satisfacción (cuando experimentamos que nuestras necesidades están bien atendidas) y plenitud.
Permítete disfrutar. Para mí, dar las gracias, sentir agradecimiento por aquello que acabamos de comer, creo que igualmente es muy positivo y nos aporta el realismo de sentir lo afortunados que somos por poder comer lo que es bueno para nosotros.
Escucharnos y adelantarnos
Estar pendientes o ser conscientes qué horas durante el día son las que somos más vulnerables a no comer como nos gustaría, o a acabar picando algo que en realidad no necesitamos o no nos hace sentir mejor.
Cuando llevemos varios días haciéndolo, nos daremos cuenta de que horas del día son las más complicadas y nos pondremos a la acción con la finalidad de que no tenga lugar lo que no queremos realmente que pase. Pongamos un ejemplo: sabemos que llego de casa tarde de trabajar, ya no es hora de merendar, pero tampoco todavía de cenar, en 20min me voy a poner a hacer la cena, y voy a acabar picando de todo… ¿qué podríamos hacer entonces?
Podríamos pensar desde nuestros gustos y nuestras preferencias establecer una serie de opciones, yo propongo varias, pero por supuesto cada persona se le ocurrirán las más adaptadas a sus necesidades:
- Llevar merienda al trabajo y dedicar al menos 20min para hacer esa ingesta de forma consciente.
- Merendar al llegar a casa, da igual la hora que sea, es preferible comas algo saludable como fruta, frutos secos o incluso hortaliza cruda, y llegues con sensación de saciedad a la cena, que por no hacerlo, 15min más tarde estés con hambre voraz.
- Tener preparados tentempiés ricos entre para que no tengamos que recurrir a bollería, galletas,… Por ejemplo: chips de boniato o calabaza al horno, igualmente están muy ricos los chips de banana al horno, brochetas de fruta (con fresa, manzana, naranja,… elige tus favoritas!). Si estamos en temporada fría nos puede apetecer directamente la calabaza al horno, manzana, boniato, pera… todos ellos muy sabrosos al horno y saciantes.
- Si nos apetece “chuches” podemos optar por frutos secos o pasas o higos secos o frescos.
- Mi favorita: comer una fruta por ejemplo, darme un baño relajante o una ducha tranquila y que otro miembro de la familia haga la cena, sería genial llegar a la mesa y tener el plato puesto. XD
Coherencia y sinceridad con nuestros gustos
Ser realistas y elegir con sensatez, principalmente a la hora de introducir algún ingrediente o alimento nuevo. Está fenomenal que decidamos hacerlo y puede que nos atrevamos pese a que hasta ahora no nos entusiasmaba, pero si no estamos seguros de que nos vaya a gustar, creo que es ideal combinarlo con algo que realmente nos guste, por dos motivos: por un lado, no nos vamos a quedar con una mala sensación y un mal recuerdo para la otra vez, ya que puede generarnos rechazo no solo a ese alimento, si no a otras más.
Y por otro lado, el acompañarlo de algo que sí nos guste nos va a aportar el quedarnos saciados y satisfechos, algo que sabemos que es importante en el acto de nutrirnos. Lo ideal es que aquello que nos sirva de acompañamiento o para combinar, eso sí, sea lo más saludable posible.
El camino de la alimentación saludable y coherente contigo lo creamos paso a paso, sin premura, recuerda que todos los pasos del camino son formas de atenderte y cuidarte en sí, y cuanto más consciente seamos de los pasos, más fácil nos va a resultar mantenerlos en el tiempo! Mucho ánimo, disfruta del trayecto!
María Giménez Boix – Dietista – Nutricionista CV0091